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Entrevista a Barem



Uno de los pilares de lo que fue la creciente escena nacional, un artista que llegó a enamorar a Richie Hawtin con su estilo para luego, formar parte de Minus y hacer giras por todo el mundo. En esta oportunidad tuvimos el placer de charlar con @Barem en un ida y vuelta muy enriquecedor, con una mirada de la escena del pasado sobre el presente, los cambios, su carrera, entre muchas otras cosas.

 
¿Qué hay que tener como artista para destacarse?

Principalmente tiene que ver con ser original y personal dentro de la rama artística y el estilo que elijas. Y que esa originalidad tengas la visión o la suerte de que se dé en un ámbito que a la gente le interesa. Podés ser muy original en muchas cosas pero para tener una carrera hace falta que el ámbito en el que sos original tenga cierta popularidad o la adquiera en algún momento. 

Llegar a tener un sonido distintivo en el caso de la música es difícil y después viene el desafío de evolucionar e intentar mantener la originalidad en el tiempo, que es aún más difícil, sobre todo hoy que cambia todo tan rápido.


 
¿Cuándo uno puede dar ese gran salto de dejar todo y dedicarse solo a la música? ¿Hay un momento determinado o depende de varios factores?

Depende de muchos factores, pero en mi caso fue más que nada la edad. Cuando decidí probar suerte en la escena internacional tenía 22 años. Estaba estudiando y al mismo tiempo saqué un par de tracks que fueron medio hits y eso me dio la confianza de decir ´´bueno, pongo los estudios en pausa y me doy un par de años para ver si esto va para algún lado´´. Claramente no es la misma situación de alguien con hijos o más responsabilidades. Yo en ese momento no tenía mucho construído. Ni siquiera vivía solo todavía así que fue armar una valija y chau. Pero conozco casos de gente que se animó a hacerlo en otros momentos de la vida. A veces sale bien y a veces no, como todo. Igual hay disparadores como por ejemplo ese que te digo de sacar algún track que se haga popular o entrar a un sello discográfico relevante y te empiecen a invitar a tocar a distintos lugares. Uno medio que tiene señales de cuando la cosa va más o menos en serio e incluso cuando ya diste el primer paso más adelante hay señales de que va todavía más en serio. Cada uno de esos pasos te va alejando gradualmente de lo que hacías antes. No creo que nadie lo decida de un día para el otro. 



 
¿Cómo ubicás la escena argentina en el mapa mundial? ¿Qué tenemos que el resto no tiene?

Es una escena muy madura. Con ya varias generaciones de público que la fueron siguiendo. Fue la primera escena realmente popular y variada en cuanto a estilos en Latinoamérica y el lugar preferido de muchos DJs. El público también se fanatiza mucho más que en otros lados y eso a los artistas les gusta. Hay otra energía que la hace bastante especial. Yo tal vez no soy el mejor ejemplo para decirlo porque soy argentino pero en ningún lugar del mundo sentí la misma adrenalina que en las fechas en Argentina. De todas formas creo que es así porque a muchos de afuera con los que hablé les pasa igual. Como escena la ubico como una parada casi obligatoria. Si cualquiera va de tour a Sudamérica es muy raro que no tenga como mínimo una fecha en Buenos Aires.

El interior creció mucho también de 15 años para acá. Antes eran 3 o 4 ciudades las que hacían fechas de internacionales y casi siempre eran complemento de una fecha en Buenos Aires. Con el tiempo se empezó a ver artistas bajar a provincias sin pasar por la capital y se sumaron muchas otras ciudades al mapa de la electrónica. 

Por el lado de artistas hay muchísimo talento local y siguen saliendo nuevos todo el tiempo. A veces asombra la cantidad y la calidad que hay hace décadas. Ves un compilado como Música Lunar y la cantidad de productores que sacan es descomunal, y esa cantidad solo dentro de un estilo. 


 
¿Hacia dónde crees que se dirige la escena?

Difícil saber los tiempos, pero siempre es bastante cíclico todo. a fines de los 90s y principio de los 2000 había mucho trance y hard techno, también estaba a full el progressive en Inglaterra, el techno y electro en Alemania por decir algunas corrientes. Ahora lo veo muy similar. Mucho techno y hard techno super rápido, que muchas veces tiene elementos y melodías de trance, hay mucho melodic techno que tiene algunas cosas en común con el progressive y en el under hay un montón de electro, UK garage y house de los 90s hace algunos años. Después de esa época entró muy fuerte el minimal tanto en la variante techno como house y después hubo una gran oleada de house más clásico tipo Chicago y bastante deep house. Tal vez se repita esa secuencia y se vuelva todo un poco más minimalista o vuelva directamente el house que ahora está mayoritariamente en una faceta muy pop para mi gusto. Obviamente nunca es exactamente igual, pero muchos discos viejos se vuelven a poner y se van mezclando con cosas nuevas. En lo personal me gustaría que bajara la velocidad, sobre todo en el techno. En los BPMs muy altos se pierde mucho el groove, lo que lleva a que directamente hagan tracks sin groove para que encajen a esa velocidad. La verdad me cuesta muchísimo escuchar música de pista sin groove. Se vuelve muy mecánica y no veo que fluya muy bien. Es raro, como que el techno está rapidísimo, el under está bastante rápido y el otro mainstream más melódico bastante lento. Hay como un vacío en el medio y normalmente esos vacíos tienden a cerrarse.


 
¿Qué significa la música para vos ?

De todo. Es lo que más influenció el recorrido que hice, me llevó a conocer a la mayor parte de las personas y lugares que conozco, experiencias, vivencias. Si hubiera mantenido la música como hobby mi vida habría sido muy diferente. Es un pilar fundamental aunque a veces paso por etapas donde escucho poco, o solo cosas que ya conozco, pero siempre vuelvo. 


 

¿Creés que es cierto que si un artista argentino tiene éxito afuera, se le empieza a dar más bola en la escena local? Porque muchos dicen que empezaron a tocar en su país luego de que los llamen de afuera.

Sí, lamentablemente es así, y pasa en la mayoría de los países también. Siempre hay gente igual que sigue a los locales con mucha pasión, no digo que no, pero para que realmente el público más amplio te acepte es importante que tengas cierto éxito en el exterior y superes esa prueba. Después igual hay que volver, tocar y ganártelos. No es que porque te vaya bien afuera volvés y ya está. A mí me tomó muchos años de carrera afuera y volver año tras año hasta que sentí que era relevante para el público argentino. Tal vez lo que veo ahora como positivo es que hay más line ups de artistas nacionales en clubs grandes comparado a cuando yo empecé, o al menos se ven mucho más seguido artistas nacionales en horario principal. Antes era dificilísimo dar el paso de estar ahí. Puedo estar equivocándome igual. No es que sigo al detalle todo lo que pasa pero da esa sensación. 


 
En cuanto a organización de eventos, ¿Ves mejor o peor a la escena ahora en comparación a lo que era hace 10/20 años?

Es muchísimo más grande ahora y más profesional. Pero lo que ganó en tamaño y profesionalismo también hizo que el negocio sea más grande y a que muchos artistas se vendan más como un producto de entretenimiento que otra cosa. De todas formas siempre hay un underground parecido al de antes que también se volvió mucho más profesional y variado. Eso está muy bueno porque antes por lo general en Sudamérica había muy buenas intenciones pero muy pocos recursos, sobre todo en cabinas y sistemas de sonido. 


 
Si comparamos la escena de hace unos años con la de hoy, ¿Qué rescatas de cada una para hacer una “escena perfecta”?

De la de ahora lo que te decía antes, que es mucho más profesional. También que hay muchos más artistas nuevos y ya es muchísimo más común que los locales tengan proyección internacional. Eso siempre nutre a la escena local cuando vuelven con más experiencia. Con respecto a la de antes y ya no hablando solamente de Argentina, creo que había muchísimo más interés por la música que ahora. Antes era importantísimo que los DJs fueran productores de música. Los discos, sobre todo los álbums eran pasos muy relevantes para los artistas. Hoy me da la sensación de que la música viene muy por detrás de la imágen, y los productores vienen muy por detrás de los DJs. El público también escuchaba más discos. Ahora es casi todo playlists o sets. Ya casi nadie hace albums porque es un trabajo tremendo y pasan casi desapercibidos. También porque pega más en redes sociales sacar EPs incluso de uno o dos tracks más seguido para tener algo que promocionar. Eso es una pena porque los albums te muestran una paleta mucho más amplia y también por lo general cuentan una historia y evolución de los artistas. 

Y bueno, el abuso de filmaciones y teléfonos en el aire. No hay nada que te saque más del momento que querer retratar lo que justamente no estás viviendo por estar filmando. Ver esos escenarios grandes con mil flashes todo el tiempo no lo entiendo mucho. Creo que va en contra de la esencia de estar en un lugar y vivir el momento, que es a lo que apunta un show de cualquier tipo, y más aún en la música electrónica, que siempre fue más de dejarte llevar y que los sonidos te hipnoticen. Hay mucho de querer mostrar en las redes ´´miren donde estoy´´ también porque la cultura actual es bastante de que si no posteaste no estuviste.

Supongo que el híbrido ideal sería el profesionalismo de ahora con el interés por la música y de vivir el momento que había antes. 



 
¿Las redes aceleraron los procesos de crecimiento en la escena? Antes necesitabas muchos años para instalarte y ahora, con poco tiempo, ya están haciendo giras por todo el mundo.

Sí, totalmente y es bastante negativo según mi experiencia. Ese período desde la decisión de dedicarte a esto hasta la consolidación no es fácil y tiene muchos altibajos, pero es un proceso que para mí fue vital para aprender muchas cosas y observar a los otros. Si ese proceso pasa rapidísimo se te puede ir la cabeza y podés cometer muchos errores o no estar listo mental y artísticamente para ciertos desafíos. Tal vez también los priva de valorar el recorrido porque es todo muy frenético y así como subiste podés bajar. Es un estrés constante que todo sea tan dinámico y creo que con el afán de promocionar todo en las redes les consumen mucha energía y foco que podrían usar para desarrollar mejor lo que hacen. Estar mirando todo el tiempo qué cosa postear y creando contenido para que parezca que tu vida es súper interesante y exitosa debe ser agotador. 

Yo siempre tuve una relación bastante discreta con las redes y casi siempre las usé para comunicar cosas de mi carrera bastante puntuales como fechas, tours y discos. Siempre intenté no exponer mi vida privada o mi día a día. No me sale. Pero cada vez me parece que la industria te obliga a mostrar más de tu vida y tus viajes para tener a la gente enganchada y al mismo tiempo pasar más horas vos mirando lo que hacen los otros. Es una trampa total. 

Las redes también son un enorme problema para los artistas más tímidos. Gran parte de los artistas más interesantes no suelen ser gente extrovertida y en muchos casos es justamente porque viven el mundo más para adentro que tienen ideas diferentes y especiales. Que todos de repente se tengan que convertir medio en influencers para que la gente les preste atención me parece muy negativo y los pone en desventaja contra artistas con menos talento pero hábiles con las redes. Otra cosa que no me gusta mucho es que se pierde el misterio de las personas a las que admirás, e incluso de los shows que vas a ir a ver. Genera cierta ilusión y mística el no saber. El factor sorpresa y la memoria siempre fueron parte de que algo te deslumbre. Mucho de eso se perdió.

Para mí el inicio de la relación entre las redes y la música fue muy productivo. Myspace y después Facebook nos ayudaron a muchos a entrar en una escena que previo a eso era 95% artistas de países desarrollados del hemisferio norte. Abrieron el juego muchísimo en ese sentido. Lo que pasa es que ahora se desvirtuó todo y vale más un perfil con muchos seguidores que el de alguien que tiene una discografía extensa o un talento especial. Igual qué sé yo… los tiempos cambian y ahora es así. Mi problema principal no es con la popularidad o los tiempos en sí, sino que la búsqueda de la popularidad tenga más peso que la búsqueda artística. Eso irremediablemente nivela la calidad para abajo, incluso en artistas que supieron ser muy creativos y ahora están más focalizados en la imágen y el show.  

Lo mejor que nos podría pasar es que en algún momento todo llegara a un nivel tan absurdo que no estar en redes o manejarlas con mucho criterio pasara a estar mejor visto que la sobreexposición y ahí se diera vuelta la tendencia, pero como viene la mano suena muy utópico. 


 
¿Cómo ves el crecimiento de la mujer en la escena?

Creo que lo que creció fue la proporción y en consecuencia la relevancia. Siempre está eso de que antes éramos mayoritariamente hombres y casi no había mujeres, como si hubiera habido cierta discriminación. La realidad es que la música electrónica tiene orígenes bastante nerd. Y nerd de máquinas, circuitos, computadoras, etc. Esos terrenos históricamente fueron más interesantes para los hombres que para las mujeres. Con el tiempo todo eso fue cambiando. Hacer música ya no es tan nerd como antes y ser DJ es cero nerd. 

Las mujeres artistas, al menos en la escena que yo viví, siempre tuvieron espacio y ahora que hay más cantidad se da el mismo caso en mayor proporción. De hecho me acuerdo que cuando éramos casi todos hombres le dábamos especial valor a que una mujer se dedicase a la música electrónica under. En mi cabeza eso las convertía automáticamente en más copadas.

Hoy ya es mucho más común ver mujeres en la escena y ya no llama mucho la atención, entonces lo mejor es no diferenciar. Todos hacemos la misma actividad en igualdad de condiciones y el género debería ser irrelevante. Acá no hay ventajas físicas como en los deportes así que no tiene sentido hacer una diferenciación. 


 
¿Cuál sería un highlight en tu carrera?

El principio en Europa en 2006. Lo recuerdo como el momento más puro. Los primeros discos y la repercusión que tuvieron también. Antes de mandar mi primer demo a un sello de afuera estuve varios años aprendiendo y perfeccionando lo que quería hacer. Fue muy especial ver el resultado de eso, justamente en esa escena de Alemania que parecía tan lejana y difícil de llegar. Como me abrieron las puertas la mayoría de los artistas que más admiraba, en ese momento tan especial en Berlín donde se alinearon tantas cosas. De todos me quedo con ese. Haber vivido esa época en Berlín es un highlight en mi vida, no solo de mi carrera.



 
¿Cuál fue la mejor fecha de tu carrera?

Dificilísimo decirte. Tengo muchos momentos muy especiales en la memoria y compartí noches con prácticamente todos los artistas que más admiré. Sin ir más lejos mi primera fecha en Europa fue en Holanda con Daniel Bell y Zip, dos próceres para mí. Pero supongo que debe ser alguna en Argentina, por el componente emocional, con muchos amigos. Las de mis cumpleaños en Mute en Mar Del Plata por ejemplo, Pacha Buenos Aires que siempre fue especial porque fue donde me empezó a gustar la música electrónica, o las Creamfields que estaban buenísimas porque juntaban a muchos de mis amigos de la escena de afuera con mis amigos de Argentina. 

De las internacionales las que más ansiaba siempre eran las de Minus para Cocoon en Amnesia Ibiza y los afters en el viejo Ushuaia que daba al mar. Ibiza en esa época antes de la comercialización masiva estaba buenísimo. Hubo muchas fechas increíbles con Minus; una vez hicimos Contakt en Brixton Academy en Londres que es un lugar lleno de historia. Entrabas a los camerinos que tenían nuestros nombres y había fotos de los Rolling Stones, Bob Marley, Bowie, James Brown, Sex Pistols, Prince, Nirvana, Radiohead y decenas de otros sentados en las mismas salas. La energía que había ahí era impresionante. Fabric y Ministry of Sound fueron siempre especiales, festivales como Movement en Detroit y Tomorrowland en Bélgica que son súper divertidos, las Time Warp y Love Family Park en Alemania, Warung en Brasil, Womb en Tokyo, festivales más intelectuales como MUTEK o Montreux Jazz Festival. Y ni hablar de clubs en Alemania como Robert Johnson, Watergate, Club der Vissionare, Bar25... Lugares legendarios a esta altura. Cuando las pienso así todas juntas me dan escalofríos y una satisfacción enorme de haber tenido la oportunidad durante tantos años de vivir eso. Son muchas muy buenas y me cuesta elegir también porque son muy diferentes entre sí. 

Hay una que fue muy especial en el sentido de lo inesperado. Fue en Cavo Paradiso, en Mykonos, una vez que tocábamos Richie Hawtin, Gaiser y yo. Richie tuvo un problema en el oído y canceló a último momento. Cavo Paradiso era un club dificilísimo. En esa época tenían headliners de EDM de los más famosos prácticamente todos los días de la temporada y todos pensamos que cuando anunciaran que Richie no llegaba iba a estar vacío. Pero al final se llenó, yo toqué de warm up, Gaiser hizo un live bastante largo y yo hice otro set larguísimo al final. Y la rompimos los 2. Normalmente cerraban a las 7 y estuvimos casi hasta las 9. Fue record de duración ese año. Los dueños no la podían creer y nosotros estábamos shockeados. Lo malo fue que no nos dieron el fee de Richie jajaja! 

Después hubo otra también inesperada que muchos uruguayos todavía se acuerdan. Fue después de tocar con Richie en Warung y a la noche siguiente en Crobar Punta del Este. De ahí fuimos a una chacra en el medio de la nada que habían alquilado unos amigos y tocamos b2b con Jorge Savoretti como 10hs. Fue de los sets más especiales que recuerde. 


 
¿Cómo fue trabajar con Richie? ¿Te abrió muchas puertas?

Bueno para empezar era mi ídolo número uno en la música electrónica. Alguien que veía como muy lejano e inalcanzable. No solo era él con ese aura de alien tecnológico, sino toda la mística que venía de Plastikman. Que me eligiera para ser parte de Minus fue un sueño hecho realidad. En esa época era muy difícil que pasaran ese tipo de cosas viniendo de tan lejos. Por otro lado Minus en ese momento era un sello 100% de artistas de Canadá y Estados Unidos. Yo fui el primer outsider gracias a que él confió en mí. Creo que no solo me abrió puertas sino que fue directamente entrar a jugar en primera. Era otro nivel de estructura en todo sentido. El sello, la agencia de bookings, su equipo para los eventos grandes… Aprendí muchísimo al lado de ellos y me apoyé mucho en sus consejos cuando tenía dudas o las cosas no tan claras. También Richie fue el primero que me dio la confianza de ponerme en escenarios grandes, lo que después me facilitó mucho las cosas cuando estaba sólo en esas situaciones. Creo que ayudó mucho también que si bien había un rango jerárquico nunca lo vi como un jefe. Siempre le pude decir lo que pensaba libremente y siempre sentí que me escuchaba y le daba importancia a mi opinión. Habla muy bien de él que sea ese tipo de líder. Casualmente ahora se mudó a Lisboa y estamos bastante cerca. Nunca perdimos el contacto, pero ahora es mucho más seguido, nos vemos y pasamos a tener una relación mucho más personal, sin trabajo de por medio. 

Me pareció muy pero muy positiva la campaña que hizo hace poco por el cierre de Aslice, un proyecto muy noble creado por el artista de techno DVS1 para contribuir a una mejor situación económica de los productores de música que no tuvo casi nada de apoyo de los DJs más populares. Fue muy triste ver eso. Para los que no estén al tanto busquen información, porque también nos describe muy bien como escena en la actualidad.


 
¿Un artista se puede destacar siendo solo DJ o necesita de la producción para sobresalir ante la masividad de hoy en día?

Creo que depende mucho de qué escena y estilos estemos hablando. En el pasado era muy difícil en general. Los DJs que no eran productores tenían muy poca proyección internacional fueran del país que fueran. Para ser solo DJ había que ser realmente muy pero muy bueno y muy especial. Hoy por hoy como hacer música pasó a un plano menos relevante, pareciera importar mucho más la imágen que si producen o no. Ser residente de una fiesta que se hace conocida mundialmente influye más que sacar discos exitosos. Y eso creo que es porque el público consume muchos clips de video y que las marcas más fuertes son eventos y ya no son sellos. O también si marcas grandes son sellos, le dan más importancia a los eventos que a lo que editan.  

Supongo que sacar discos sigue siendo importante al principio para llegar a que la industria te conozca, pero una vez ya en el circuito internacional me parece que ahora el público no espera como antes que saques mínimamente un disco por año y algunos remixes porque ya no consume tanta música en ese formato. Me acuerdo que al menos en nuestra escena si no sacabas mínimo un EP en uno o dos años ya se empezaba a generar tensión, críticas y no era algo bueno para tu carrera. Llegar, mantenerte y escalar estaba muy ligado al éxito de los lanzamientos. Estaba bueno para algunos como yo que no somos freaks de la producción porque nos obligaba a hacerlo y a intentar superarnos. Eso no veo que pase ahora para nada. Tal vez en el under, pero seguro menos que antes. 


 
¿Qué le dirías a alguien que está dando sus primeros pasos en el mundo del DJ?

Que lo haga por las razones correctas. La gente se olvida de que las modas pasan y hacer algo por moda no solo es algo vacío sino que cuando cambia la moda quedás colgado o aún peor, como un oportunista que va cambiando según la corriente. Tal vez las preguntas que se tiene que hacer son estas: ´´¿Si esto no estuviera de moda y fuéramos 4 amigos en un baldío o en un sótano, me gustaría igual?¿Me querría dedicar a esto? Si este estilo le gustara a pocos y el resto me mirara raro ¿Pondría o produciría cosas así?´´

Al menos esa era un poco mi situación entre 2002 y 2005 y mi respuesta fue hacerlo igual. En esa época en Buenos Aires el minimal era muy de nicho, 

tenía muy poquito espacio en general y en clubs grandes casi nada. Córdoba y Rosario venían bastante mejor de hecho. De todas maneras varios apostamos a eso porque era lo que nos apasionaba. Para nosotros era la música del futuro. Obviamente porque mirábamos lo que pasaba en otros países y se veía que era algo relevante y no nuestra imaginación pero como punto de partida desde Argentina no era ni el camino más obvio ni el más fácil. Ahí está la convicción de cada uno en seguir sus instintos y tal vez ir un poco contra la corriente. Hagas lo que hagas hay que hacerlo con convicción.

Las otras cosas que le diría es que en lo posible aprenda a mezclar de oído y que busque encontrar un estilo propio, música que no tienen muchos, o si usa efectos intentar usar efectos o una combinación de efectos que casi nadie usa. Cosas que te diferencian. La verdad no me gusta nada decirlo, pero casi todo en los estilos más mainstream se ve muy genérico últimamente y se nota que muchos DJs nuevos se preocupan más por levantar los brazos que por generar algo propio. Muchos de los mismos efectos, los mismos trucos… También veo mucho uso del mixer en canales donde no suena nada y esas cosas que dan un poco de pena, como queriendo simular que hacen algo más complicado que lo que hacen. Casi nada de lo que hacemos que implique menos de 3 cosas sonando al mismo tiempo es muy difícil de hacer técnicamente. Lo realmente complicado es lograr que la gente escuche un pedacito de un track de un productor cualquiera y lo asocie con tu nombre o que reconozcan que es un set tuyo por cómo suena una mezcla. Eso lleva años y a eso es a lo que hay que apuntar yo creo. 


 
¿Qué es lo que te choca en los tiempos de hoy?

Además de eso que acabo de comentar, y que creo que también va bastante de la mano, tengo la sensación de que el sistema actual premia excesivamente a los que tienen menos talento. Veo headliners de los más populares hoy que hace algunos años ni de casualidad habrían llegado a ese nivel. El filtro de técnica, selección musical, manejo de pista y producción musical nunca fue perfecto, pero para llegar a esos niveles de relevancia había que saber mucho, haber tomado riesgos acertados y tener muchísima trayectoria. La trayectoria tenía muchísimo peso y casi no había atajos.  

Hoy llega uno que pone música hace un año, se pone un sombrero de plumas y se para arriba de la cabina a mover los brazos con un set grabado y tal vez le saca el lugar en un festival a una leyenda que lleva 35 años aportando a la escena desde cuando nadie le daba bola. Y el problema es que muchos promotores que saben que es cualquier cosa lo siguen alimentando, algunos para sobrevivir y otros por ambición. Creo que por el afán de popularizar masivamente la industria, sobre todo con la explosión del EDM por 2010 lograron su cometido de sumar más público, pero por efecto derrame se fue perdiendo sofisticación, oficio y vanguardia en los otros estilos. Y lo peor es que obligan a artistas grandes con mucha trayectoria a entrar en ese juego y bajar el nivel para mantenerse vigentes. Estoy convencido porque conozco bien su sonido de que muchos de ellos hoy ponen mucha música que no les gusta solo por no bajar de status. Y ellos son el ejemplo para los más jóvenes, con lo cual el daño va a tender a perpetuarse. 

Eso con respecto a la música electrónica. En la vida en general me choca que mucha gente se ofende muy fácil por cualquier cosa últimamente y también me chocan los que quieren imponer sus ideas a los otros todo el tiempo.


 
¿Qué es el éxito para vos? ¿Crees que hay una clave para llegar a él?

Para mí fue ponerme ciertos objetivos a corto, mediano y largo plazo, alcanzarlos, proponerme otros, alcanzarlos y así sucesivamente. También que los objetivos que tuve los alcancé sin pasar por encima de nadie y creo yo con mucha lealtad a la gente que me ayudó a conseguirlos. Nunca me fui de ningún lado en malos términos. Eso para mí es muy importante. Si se quiere me siento exitoso porque todos los objetivos que tuve en la música electrónica los cumplí, en gran parte porque siempre fui más o menos consciente de mi techo y exceptuando al inicio no aspiré a lograr cosas imposibles. 

Igualmente esa parte es el éxito profesional. Después viene el emocional. En ese sentido tuve momentos muy buenos, regulares y muy malos, como todo el mundo. Por más éxito que tengas, no se puede llamar éxito si no lo disfrutás, si se vuelve una carga, o se vuelve algo que das por sentado, porque pierde el valor. Supongo que el éxito verdadero es el balance entre cumplir objetivos y que el proceso te nutra positivamente del lado emocional. Una clave puede ser no volverte loco cuando las cosas van muy bien y no deprimirte cuando algo no pasa como querías. Intentar estar centrado y regular las ambiciones. Si las ambiciones son muy altas nunca nada te va a parecer suficiente y eso va a hacer que no disfrutes de cosas importantes. Lo digo porque tuve varios momentos de esos y no sirven. En el todo y en retrospectiva estoy totalmente satisfecho, pero tuve momentos de bronca o envidia por cosas irrelevantes. Es parte del camino. Visto desde lejos y con otra edad hoy me parecen reacciones bastante infantiles. 

Otra clave muy importante es apoyarte en gente con más experiencia. Eso te allana mucho el camino porque en momentos de decisiones clave aportan mucho. Hay que ser inteligente también en aprender a ver quiénes se te acercan con buenas intenciones y quiénes se te acercan por interés. Esa línea casi siempre es muy confusa en los buenos momentos profesionales y siempre aparece gente merodeando que quiere sacar una tajada. Yo en ese sentido me equivoqué varias veces porque siempre tendí a confiar y apostar a la buena fé de las personas, pero no es algo que me recrimine tampoco. Las decepciones son parte del aprendizaje y parte del éxito también. Por último y posiblemente lo más importante, nunca cortar relaciones con tus raíces, en el sentido de dejar de ver amigos de toda la vida, familia y gente en tu vida previa al éxito profesional. Ellos te recuerdan todo el tiempo tu esencia como persona, que se pone medio borrosa por momentos. Son los primeros en ayudarte a desconectar, en bajarte a la tierra cuando te la empezás a creer y los primeros en ayudar a levantarte cuando te va mal en algo. Es mucho más fácil elegir y alcanzar objetivos si tenés los pies sobre la tierra y te sentís acompañado.  


 
¿House o techno? 

Ambos, y bastante por igual. De hecho una cosa que no me gusta nada que es el término Tech House como se entiende ahora. Básicamente porque me obliga a explicar que yo pongo cosas de house, cosas de techno y muchos híbridos, pero hoy por hoy por tech house se entiende misiles tierra-aire llenos de voces con bajadas que usan 40 redoblantes, platillos, bombos y build ups de ruido, vocales de reggaetón o cosas así. Antes podía decir que ponía tech house pero ahora se malinterpreta totalmente si no aclarás. 


 
¿Qué significaron en tu carrera las participaciones en Boiler Room? 

En su momento fue una vidriera muy importante. Te ayudaba a alcanzar una audiencia muy grande. Son sets muy difíciles también porque son cortos y cualquier error la gente te mata. Pero siempre me gustaron los desafíos en vivo y por suerte siempre que tuve ese tipo de participaciones filmadas o en festivales con escenarios muy grandes me fue muy bien. Es muy loco porque cuando terminan esos sets te cae la energía como un piano. Tanta expectativa, tensión y concentración se van acumulando hasta que al final en un segundo se va todo. Es una linda sensación cuando terminás algo así y te fue bien. Un alivio también. 


 
¿El vinilo se puede seguir sosteniendo como una herramienta de trabajo para el dj o en unos años va a dejar de existir?

Sí, obvio. El vinilo no muere nunca, y está súper vigente sobre todo en el underground. Siempre va a haber DJs y coleccionistas que quieren una copia física y sellos que lo mantengan vivo. Incluso es un factor diferencial para muchos DJs, sobre todo para los más jóvenes. Hoy es facilísimo aprender a mezclar con la tecnología, y una buena manera de demostrar que saben mezclar realmente y que se lo toman en serio es justamente usar discos. A las generaciones de antes no nos quedó otra que aprender con vinilos y es algo que te afina el oído en muchos sentidos, no es solo el BPM porque al no ver la forma de onda tenés que realmente escuchar y ver los surcos para saber si viene una bajada o saber más o menos cuanto tiempo te queda para mezclar. Te obliga a conocer mejor los tracks esa falta de información. 

Tiene algo especial también que se fue perdiendo con la compra de tracks individuales, que es el descubrir lados B o tracks que no te habían llamado mucho la atención en su momento y por tener el disco les das otra oportunidad. Yo no soy un gran coleccionista de vinilos porque en mis inicios era un costo muy grande para mí y cuando empecé a viajar me pasé a sistemas digitales relativamente rápido, pero respeto mucho a los que lo hacen y sobre todo a los que sobrevivieron a la primera época del boom digital. 

Lo que no me gusta tanto es el concepto de vinyl only. Para empezar tiene una limitación económica para muchos y también te limita bastante musicalmente a lo que está editado en vinilo y que se consigue. Tampoco te permite poner edits y tracks propios que todavía no salieron y esas cosas que hacen a un set más personal. 


 
¿Qué se siente tener tu música lanzada en vinilos?

Mi primer disco fue en un net label, que ya no existen más. Eran sellos digitales de distribución gratuita. Una idea que duró pocos años pero en su momento fue increíble para la difusión de artistas nuevos. Gracias a eso empezaron los lanzamientos en vinilo. Siempre me gustó sacar en vinilo, incluso cuando nació Beatport yo siempre preferí sacar en ambos formatos. Minus también en un momento pasó a solo digital pero mis discos siempre pedí que tuvieran tirada limitada en vinilo. Después cuando lanzamos Fun Rec. con Alexis Cabrera siempre priorizamos vinilo antes que digital. Tienen algo mucho más duradero. Hay muchas cosas que saqué en digital que ya ni me acuerdo, pero los vinilos los tengo en casa y los puedo ver. Esos tienen otra huella para mí.


 
¿Qué punto de vista tenés respecto a la música que haces y a la que tocás? Recordamos tu música lanzada en Minus en un modo más minimalera y a la hora de tocar, más house.

Siempre me costó un poco poner mi propia música. Tal vez porque al principio de mis giras hice prácticamente tres años de solo formato Live. Supongo que me harté un poco de mi sonido y siempre que volvía a tocar como DJ prefería poner música de otros.

Lo de los estilos no sé si es tan así. Mis primeros discos fueron de minimal techno, pero después saqué bastantes cosas de deep house o tech house, del que yo me refiero, incluso en Minus. Y fuera de Minus todo lo que saqué fue más tirando al house. Siempre bastante minimalista en cuanto a pocos elementos igual. Eso creo que es una constante en toda mi discografía. 

Lo que siempre me gustó del minimal es que dice mucho pero con poca información. Siempre le escapé a tener muchas capas de sonido en un track. Me gustan los sonidos más separados y definidos. También que haya espacio entre los elementos. A veces pongo algunas cosas medio cargadas de capas como DJ y obviamente tengo un abanico musical mucho más amplio, pero no lo pienso tanto. Si hago música hago cosas que me gustan en el momento y como DJ hago lo mismo. Lo que siempre intenté es que mis discos tengan coherencia entre los tracks y los sets cuenten una historia dinámica que empieza de una forma, pasa por otros lados y termina con una sensación de cierre o aterrizaje.


 
¿El Barem de ahora sigue con los mismos sueños y objetivos que el de hace 10 años? 

jajaja! no, nada que ver. De hecho en la pandemia me di cuenta de que estaba agotado. Hacía 14 años que no paraba de viajar, casi siempre solo y haciendo entre 90 y 110 fechas por año casi siempre en lugares de noche. Creo que también estaba aburrido, con la sensación de que el pico de mi carrera ya había pasado y estaba estable en una meseta bastante repetitiva. En un loop digamos. Y por otro lado eso que te comenté de que tenía la sensación de haber hecho todo lo que me propuse en el pasado y esa parte era más por inercia y trabajo que por pasión. Eso sumado a que muchos de los últimos años había ido acumulando problemas de estrés, ataques de ansiedad y supongo que algo de depresión también. Y a todo eso encima el desencanto con la dirección que estaba tomando la industria, muy diferente a lo que me atrajo al principio. Gran parte de la música de estilos a los que yo pertenecía, como el techno y el tech house que eran bastante under, se volvió muy simplista y efectiva, ultra comercial, con rankings, managers muy involucrados influenciando decisiones artísticas y de imagen, marcas de ropa top como sponsors de DJs y ese tipo de cosas que solíamos criticarle a los DJs de trance y sobre todo a los de EDM.


Para esa época ya me había mudado a Portugal y me enamoré de hacer vida de día, dormir bien, conocer gente nueva por fuera de la música, actividades al aire libre y sobre todo de estar en un lugar fijo sin tener un vuelo y una fecha en el horizonte. A veces pienso que tuve durante muchos años una vida extraordinaria pero yo encajo mucho mejor en una vida más simple. En ese sentido Portugal me vino bárbaro, porque es un país increíble, lleno de verde, mar y gente muy cálida. Era justo lo que necesitaba para bajar de esa vorágine de tantos años. 

Y bueno, fue tan así que pasó la pandemia y no quise volver a tocar ni viajar. Me vino muy bien ese tiempo la verdad, pensar en otros proyectos que nada que ver con la música y aprender otras cosas. 

Finalmente volví a extrañar la sensación de tocar hace poco. Este último año empecé a hacer algunas fechas puntuales y la pasé muy bien. Creo que voy a seguir. Mi idea es no volverme loco ni volver a armar el tipo de giras que hacía antes, pero tocar lo suficiente como para seguir conectado con esa faceta que disfruto. La idea es recuperar el sentido de hacerlo por placer y sin una meta puntual, casi como un hobby. Si después me siento bien y quiero hacer más, bienvenido sea.

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